Esta exposición emula la primera puesta en escena de la serie de 20 pinturas de formato menor referentes a la figura de Santa Ana, pintados por Manuel Rodríguez Lozano, lo cual fue un encargo que el coleccionista Francisco Sergio Iturbe le comisionó para una habitación de su palacio colonial, ubicado en la calle de Isabel la Católica número 30. Las obras cuyas imágenes corresponden al velorio de Santa Ana, fueron realizadas por Manuel Rodríguez Lozano entre 1932 y 1933, en honor a la muerte de la madre del propio coleccionista.

En enero de 1964, el INBAL adquirió un lote con 200 obras de Francisco Iturbe entregadas al Museo de Arte Moderno, entre ellas, 16 de los tableros de Santa Ana, los cuales junto a dos piezas más, pertenecientes a una coleccionista particular, se presentan en el espacio del Gabinete destinado a la revisión de periodos particulares de la Historia del Arte, así como a procesos creativos documentados desde sus fuentes primarias, para lo cual se acompañan a las pinturas con 4 fotografías que muestran cómo fue colocada originalmente en la casa de Iturbe la serie de Santa Ana fallecida, conocida también como los Retablos de la Muerte.

Un manifiesto es una declaración ideológica que explica de manera escrita una doctrina, al tiempo que invita adherirse al colectivo que la fórmula. Como instrumento de comunicación política, tuvo su origen en el Manifiesto del Partido Comunista, documento que Carlos Marx y Federico Engels publicaron en Londres, en 1848, y en donde expusieron su concepción de la historia como una lucha de clases, invitando así a la sociedad a enfrentar la opresión burguesa.

Hacia finales del siglo XIX, con el surgimiento de las vanguardias artísticas, el manifiesto se convirtió en una herramienta con la cual los artistas plantearon sus preocupaciones estéticas tanto a su gremio, como a la opinión pública. Diversas agrupaciones, a través de escritos en tono combativo y polémico, juzgaron a grupos o instituciones establecidas, para confrontar las tendencias en boga y anunciar recursos estéticos renovadores.

Esta exposición revisa distintos momentos de la plástica en nuestro país y observa cómo, a lo largo del siglo XX, los manifiestos mexicanos revolucionaron la práctica y la crítica del arte. Gracias a la publicación de estas proclamas es posible seguir la evolución de la pintura en México y los argumentos que inscribieron a sus creadores en un amplio abanico de posturas artísticas y políticas. De esta forma, con el tiempo se conformó una estética nacional moderna e independiente.

En el marco de la conmemoración de los cien años del natalicio del artista Juan Soriano, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, a través del Museo de Arte Moderno, en colaboración con la Coordinación de Memoria Histórica y Cultural de México y la Lotería Nacional para la Asistencia Pública celebran un homenaje con diversas actividades como: la emisión de un billete de lotería conmemorativo con la imagen de la obra “El pez luminoso” (1956) colección MAM; la exposición Juan Soriano. Un océano de poesía en el Museo de Arte Moderno; conjunto de exposiciones virtuales tituladas A propósito del pez: Cartas de Juan Soriano; El viaje a Europa y los inicios de la abstracción; y Guadalajara en la época de 1920.

Juan Soriano (1920-2006) es una de las figuras fundamentales del arte en México. Produjo una estética personal, inconfundible, que se manifestó tanto en su pintura como en su obra escultórica, gráfica y de escenografía. Fuera de todo canon oficial o adherencia a algún colectivo artístico del país, la figura de Soriano se destaca por su carácter experimental y por marcar líneas de transición de la práctica figurativa a lo abstracto y, posteriormente, dentro de la misma abstracción.

MALBA abre su calendario de exposiciones 2020 con una exposición antológica de Remedios Varo (Anglés, Girona, 1908 – Ciudad de México 1963), una figura central del Surrealismo en las artes visuales y en la literatura del siglo XX además de un referente en la cartografía visual de México.

Reuniendo una selección de cuarenta pinturas y 140 dibujos y bocetos, además de un exhaustivo cuerpo documental y un conjunto de objetos personales de la artista. También presenta dos obras singulares: un grabado y la única escultura conocida de la artista. La curaduría plantea un recorte temporal que va de 1938 a 1963 y se centra en las obras realizadas durante su exilio en México a partir de 1942. De tal manera que el recorrido permite conocer más sobre los intereses de Remedios Varo, que conjuga elementos científicos, místicos, alquímicos y esotéricos.