El Jardín Escultórico del Museo de Arte Moderno (MAM) es un espacio público para recorrer y conocer la obra escultórica de los artistas más destacados del siglo XX y XXI en México, a través del entorno natural del Bosque de Chapultepec y la propuesta arquitectónica de Pedro Ramírez Vázquez y Rafael Mijares.
Tanto por el conjunto de obras que reúne como por la integración de estas con el paisaje, el Jardín es uno de los más relevantes de América Latina. Al transitar por él, se puede reconocer la diversidad de propuestas, soluciones formales y posturas que se han dado dentro del campo de la escultura en nuestro país —desde la apuesta por una escultura nacionalista hasta la experimentación y la abstracción—, la variedad de técnicas y materiales utilizados y la pluralidad de artistas, nacionales y extranjeros, que han animado el diálogo sobre esta disciplina artística.
Aunque el proyecto original del museo contemplaba la existencia de un jardín, fue hasta la década de los ochenta, bajo la dirección de Helen Escobedo, que este espacio se configuró como un elemento que ampliaba los límites del MAM y experiencia estética de los visitantes.
El diseño estuvo a cargo del paisajista y agrónomo Juan Siles. Las primeras obras que se integraron al Jardín provinieron de las Bienales Nacionales de Escultura, organizadas por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) entre 1962 y 1969.
A lo largo de los años, gracias a donaciones y comodatos, el acervo se ha enriquecido hasta consolidar una invaluable colección de escultura moderna y contemporánea, en donde conviven los trabajos de autores como Geles Cabrera, Ángela Gurría, Mathias Goeritz, Vicente Rojo, Jesús Mayagoitia, Kiyoto Ota, Hersúa, Juan Soriano, Hebert Hoffman Ysenbourg, María Elena Delgado, Manuel Félguerez, Lorraine Pinto, Ana Pellicer, Oliver Seguin, Juan José Díaz Infante, Pistoletto, Laureana Toledo, por mencionar parte de ellos.
El Jardín Escultórico es una invitación abierta al disfrute de la escultura, a la sorpresa que depara su continua transformación del entorno y de nuestras nociones de escala, dimensión y corporalidad. Representa también un punto de encuentro y convivencia a través del arte.